Hubo mucho mérito del entrenador Sandor Egervari en la victoria húngara. ¿Por qué? Porque entendió que para ahogar el buen juego de los mediocampistas emiratíes, sin perder fuerza en ataque, debía tener un equipo elástico, que fuera corto para defender y rápido para pasar al ataque, y así no dejar aislados a sus dos delanteros netos, Marko Futacs y Krisztian Nemeth

Es cierto que eso significó sacrificar en parte esa vocación al toque que mostró en sus encuentros previos, pero en el primer tiempo le dio excelente resultados. De hecho, no sólo cortó el circuito de juego rival casi por completo, sino que le permitió adelantarse en el marcador al promediar la etapa: Futacs cortó un avance rival antes de cruzar el medio campo y envió un largo pelotazo para Nemeth, quien le ganó en velocidad a su marcador y definió cruzado (19', 1-0).

Los árabes no tuvieron ni tiempo de asimilar la desventaja que ya estaban otra vez yendo a buscar el balón al fondo de su arco, esta vez por un error propio. Tras un despeje cortó de Saad Surour, el capitán Vladimir Koman no dudó y, de primera, puso la pelota lejos del alcance del arquero rival (22', 2-0).

La ventaja le permitió a Hungría poner el partido en el congelador. Tanto en lo quedaba del primer tiempo como en la mayor parte del segundo, prácticamente no pasó sobresaltos. Para eso contó con la inestimable ayuda de Emiratos Árabes Unidos, que si bien tuvo más tiempo el control del balón, jamás pudo encontrarle la vuelta al buen planteo defensivo rival y terminó desanimada, cayendo una y otra vez en su telaraña.

El triunfo le permitió a Hungría ganar su zona y ahora espera al segundo del Grupo E. Emiratos Árabes Unidos, en cambio, debió resignarse a la segunda posición y ya tiene rival: el miércoles, en Suez, irá por un lugar en cuartos de final ante Venezuela.

Fuente: fifa.com