IGNACIO LUQUE/ Diario Córdoba
Fotografia:  eldiadecordoba.es
0.  Gimàstic: Rubén; Sergio Juste, Mairata, Álex Ortiz (Eloy Gila, min.77),  Mingo; Rodri, Seoane, Morán (Tuni, min.62), Longás; Viguera y Peragón  (Luna, min.45).
0. Córdoba: Alberto García; Fernández, Gaspar,  David Prieto, Cerra; Borja García (López Garai, min.80), Caballero (Pepe  Díaz, min.60), Hervás, López Silva (Quero, min.74); Charles y Alberto  A.
Árbitro: Sánchez Martínez, del comité murciano. Mostró  cartulina amarilla a Peragón (min.4) y Seoane (min.90+), por parte  local, y a Hervás (min.7) y López Silva (min.19), por parte visitante.  Expulsó con roja directa a Charles (min.75).
Incidencias:  Encuentro de la decimoséptima jornada de la Segunda División, disputado  en el Nou Estadi de Tarragona ante unos 5.250 espectadores.
Que  no. Que lo que hoy es fetén no tiene porqué ser válido mañana. Que ahora  eres Corto Maltés, gran creación de Hugo Pratt, y en apenas unas horas  te conviertes en Anacleto (agente secreto) a poco que haya un mínimo  sentido crítico de la historia, del trazo y de la versatilidad. Gran  palabra esta. Continúas, por supuesto, siendo un legendario personaje de  cómic. Pero diferente. Un cambio, por sí mismo, no significa  flexibilidad. Si esa transformación no implica lo que se supone que debe  acompañarla se convierte en un simple cambio. De dibujo, de nombres, de  lo que se quiera. Hasta de vestimenta. Pero no es una evolución  buscando una mejoría o una herramienta con la que contrarrestar una  fuerza enemiga. Y ese cambio, que puede funcionar un día de octubre,  ante un rival concreto, no tiene porqué hacerlo ante otro un mes  después. Y quien vea que, por ejemplo, el Alcoyano, el Alcorcón, el  Guadalajara o, incluso, el Almería juegan a lo mismo... Tiene una mira  muy corta.
Viene a colación porque el Córdoba, ayer en Tarragona,  intentó montar el mismo dibujo que hizo ante el Alcoyano (también contra  el Hércules) y, como el satélite natural de la Tierra, estuvo  eclipsado. Jorge D'Alessandro, con todas sus frases, con sus poses (que  las tiene, sobre todo en la rueda de prensa tras el encuentro) y con lo  que se quiera, estudió muy bien al Córdoba. Así, Javi Hervás, que hace  pocos días dio un recital en El Arcángel contra los de Alcoy, anoche  anduvo casi desaparecido. Y no por voluntad propia. Caballero, que saltó  en el once inicial con la intención de que su equipo mantuviera la  posesión, circulación, combinación... El Córdoba no dio tres pases  seguidos en casi todo el encuentro. No era el equipo al que cualquier  aficionado se ha acostumbrado en esta temporada. Es lógica la pregunta:  ¿Por qué sí en el Rico Pérez y no en el Nou Estadi? Porque el Hércules  es líder y el Nástic no. Los granas permanecieron, prietas las filas  como en la época del Capitán Trueno, confiando en que las fuerzas les  respondieran los 90 minutos y, en el peor de los casos, llevarse un  puntito. De hecho, su primer disparo a puerta llegó a la hora de  encuentro y se hizo casi por vergüenza torera. Así, los metros de los  que otrora disfrutaron Hervás o Caballero no existieron anoche.
Por  lo tanto, la primera parte del choque se resumió en un equipo, el  Nástic, que se afanaba en cortocircuitar al otro, el Córdoba, sabedor de  que ahí residía gran parte de la fuerza del enemigo. Nada de  transiciones rápidas, menos de dejar tocar el balón más de lo necesario.  Balones largos, pelotazos al aire, pelea en la medular (en la que los  blanquiverdes perdían por fuerza física y características individuales  de sus componentes) y confiar en alguna cosita de Morán o Peragón. Pero  la individualidad salió por parte del Córdoba. Cómo no, de López Silva,  que se topó con el palo. Eso, y una cesión errónea desaprovechada por  Javi Hervás fue todo lo reseñable de una primera parte atrancada,  obtusa, en la que lo único reseñable era el juego subterráneo en el que  Charles iba pareciéndose progresivamente al abuelo Cascarrabias. El  brasileño no está en su mejor momento, explicado está en las últimas  semanas, y se dedicó ayer a pelearse con Mairata primero, con Seoane  después y, finalmente, con Mingo, sin darse cuenta del peligro que  acechaba con camiseta amarilla y pantalón negro procedente de Murcia. Lo  de Sánchez Martínez, para olvidar.
Jémez insistió en jugar con un  solo punta buscando mayor posesión de balón y circulación; el Nástic  tenía estudiado el rival y rompió todas sus líneas de pase
Charles  y Sánchez Martínez colaboraron en un final de encuentro inesperado para  los blanquiverdes, en el que el Nástic apareció para intentar llevarse  tres puntos inmerecidos
Tras el descanso llegaron los mejores  momentos del Córdoba gracias a un pequeño bajón físico en la medular  grana. Nada para tirar cohetes, pero sí lo suficiente para atisbar, allí  a lo lejos, al equipo que continúa siendo la revelación del campeonato,  gracias, entre otros detalles, a las especiales apariciones de Borja,  Hervás o López Silva, ayer prácticamente inéditos. En todo caso, ese  esporádico y lejanísimo protagonismo fue cortito y con sifón. Los  cambios no arreglaron, precisamente, la situación. Y la puntilla la  daría Sánchez Martínez en colaboración con Charles, que se fue antes de  tiempo a la ducha por una roja que recordó lastimosamente a la del  Villarreal B hace un año.
Un pobrísimo equipo como el tarraconense  sembró la zozobra en las filas blanquiverdes en ese último cuarto de  hora. Tanto, que obligó a Alberto García a hacer acto de presencia en  una estirada plásticamente perfecta que firmaría Stan Lee, creador de  Spiderman. Si no es por el catalán se estaría hablando hoy de una  derrota.
Lo mejor es que el Córdoba se fue del Nou Estadi con un  punto que le mantiene en puestos de eliminatorias de ascenso y con una  lección que ya debería haber sido aprendida, pero que a buen seguro se  ha apuntado en el libreto. Lo peor, por un lado, sería comprobar cierta  obcecación con el cambio por el cambio. No valorar lo experimentado  anteriormente ni ajustar el dibujo a lo que se tiene delante o a lo que  se espera, que en ocasiones es más que vaticinable.
En definitiva,  poco hubo en el encuentro entre granas y blanquiverdes, en donde se  recordó un título del cómic español que apenas ha hecho mella en el  vocabulario callejero. Solo puede salvar el Córdoba ese puntito. Por lo  demás, tanto por errores propios como ajenos, en el Nou Estadi, Nástic de plástic.
