jueves, 12 de mayo de 2011

Vicio y virtud

En posición legal.

Toni Cruz, cordobainformacion.com

Contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar. Esa sentencia que podría plasmar el sueño de cualquier tacaño se va a poner de moda durante este final de temporada en el Córdoba.
Piden, piden y vuelven a pedir. Jugadores, entrenador y falta por ver si el presidente ya están solicitando apoyo para un compromiso fatal. Si el Córdoba no le gana al Albacete el sábado podría desaparecer. Tal cual.

Lo haría de la manera más humillante posible, después de haber dilapidado esta campaña una renta más que suficiente y por no haber buscado decididamente una quinta marcha que, a través de miras más altas, hubiera podido conducir al mismo camino de una manera más holgada. Les pongo un ejemplo: el Alcorcón. No va a subir, pero gracias a que no decayeron en su impulso y que miraron de soslayo y con ilusión hacia arriba -y con un equipo bastante más limitado que el nuestro- no han pasado ningún apuro en esta parte final.
Porque, por si a alguien no le ha terminado de quedar claro, NADIE les pidió a los miembros del plantel cordobesista el ascenso. Únicamente una ilusión que han sido absolutamente incapaces ni de esbozar.

Ahora, una vez más, la única meta pasa por salvar el cuello. Y requieren para conseguirlo de la afición más castigada del fútbol mundial. La única sistemáticamente menospreciada por sus empleados (los que corren detrás de la pelota y los que les dirigen). La única a la que se le puede mentir y vender y seguirá haciendo la ola.

No, que no pidan. Quien quiera ir a El Arcángel el sábado, que vaya. Quien no, que no lo haga. El río está lleno de mártires de otras épocas y no hay necesidad de seguir aumentando su caudal. Si ellos se han metido en este berenjenal solos (una vez más), ellos han de ser quienes refloten la nave. Con o sin el apoyo de su hastiado graderío.
Sobre todo porque ellos están cumpliendo a rajatabla las dos partes del axioma con el que inicié esta reflexión. Piden y, encima, nunca dan. Les sale cojonudo el asunto.

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